jueves, 30 de abril de 2015

430. ¿Por qué el Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral? (Tercera parte - continuación)



430. ¿Por qué el Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral? (Tercera parte - continuación)     


(Compendio 430 - repetición) El Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral, porque es su misión predicar la fe que hay que creer y practicar en la vida cotidiana. Esta competencia se extiende también a los preceptos específicos de la ley natural, porque su observancia es necesaria para la salvación.

Resumen

(C.I.C 2051) La infalibilidad del Magisterio de los pastores se extiende a todos los elementos de doctrina, comprendida la moral, sin los cuales las verdades salvíficas de la fe no pueden ser salvaguardadas, expuestas y observadas.  

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 2038) En la obra de enseñanza y de aplicación de la moral cristiana, la Iglesia necesita la dedicación de los pastores, la ciencia de los teólogos, la contribución de todos los cristianos y de los hombres de buena voluntad. La fe y la práctica del Evangelio procuran a cada uno una experiencia de la vida ‘en Cristo’ que ilumina y da capacidad para estimar las realidades divinas y humanas según el Espíritu de Dios (Cf. 1Co 2, 10-15). Así el Espíritu Santo puede servirse de los más humildes para iluminar a los sabios y los constituidos en más alta dignidad. (C.I.C 2039) Los ministerios deben ejercerse en un espíritu de servicio fraternal y de entrega a la Iglesia en nombre del Señor (Cf. Rm 12, 8.11). Al mismo tiempo, la conciencia de cada cual en su juicio moral sobre sus actos personales, debe evitar encerrarse en una consideración individual. Con mayor empeño debe abrirse a la consideración del bien de todos según se expresa en la ley moral, natural y revelada, y consiguientemente en la ley de la Iglesia y en la enseñanza autorizada del Magisterio sobre las cuestiones morales. No se ha de oponer la conciencia personal y la razón a la ley moral o al Magisterio de la Iglesia.     

Para la reflexión

(C.I.C 2040) Así puede desarrollarse entre los cristianos un verdadero espíritu filial con respecto a la Iglesia. Es el desarrollo normal de la gracia bautismal, que nos engendró en el seno de la Iglesia y nos hizo miembros del Cuerpo de Cristo. En su solicitud materna, la Iglesia nos concede la misericordia de Dios que va más allá del simple perdón de nuestros pecados y actúa especialmente en el sacramento de la Reconciliación. Como madre previsora, nos prodiga también en su liturgia, día tras día, el alimento de la Palabra y de la Eucaristía del Señor.  [Fin]      

(Siguiente pregunta: ¿Qué finalidad tienen los preceptos de la Iglesia?)

miércoles, 29 de abril de 2015

430. ¿Por qué el Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral? (Segunda parte - continuación)



430. ¿Por qué el Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral? (Segunda parte - continuación)  


(Compendio 430 - repetición) El Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral, porque es su misión predicar la fe que hay que creer y practicar en la vida cotidiana. Esta competencia se extiende también a los preceptos específicos de la ley natural, porque su observancia es necesaria para la salvación.

Resumen

(C.I.C 2050) El Romano Pontífice y los obispos, como maestros auténticos, predican al pueblo de Dios la fe que debe ser creída y aplicada a las costumbres. A ellos corresponde también pronunciarse sobre las cuestiones morales que atañen a la ley natural y a la razón.    

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 2035) El grado supremo de la participación en la autoridad de Cristo está asegurado por el carisma de la infalibilidad. Esta “se extiende a todo el depósito de la revelación divina” (Lumen gentium, 25); se extiende también a todos los elementos de doctrina, comprendida la moral, sin los cuales las verdades salvíficas de la fe no pueden ser salvaguardadas, expuestas u observadas (Cf. Mysterium ecclesiae, 3). (C.I.C 2036) La autoridad del Magisterio se extiende también a los preceptos específicos de la ley natural, porque su observancia, exigida por el Creador, es necesaria para la salvación. Recordando las prescripciones de la ley natural, el Magisterio de la Iglesia ejerce una parte esencial de su función profética de anunciar a los hombres lo que son en verdad y de recordarles lo que deben ser ante Dios (Cf. Dignitatis humanae, 14).    

Para la reflexión

(C.I.C 2037) La ley de Dios, confiada a la Iglesia, es enseñada a los fieles como camino de vida y de verdad. Los fieles, por tanto, tienen el derecho (Cf. CIC canon 213) de ser instruidos en los preceptos divinos salvíficos que purifican el juicio y, con la gracia, sanan la razón humana herida. Tienen el deber de observar las constituciones y los decretos promulgados por la autoridad legítima de la Iglesia. Aunque sean disciplinares, estas determinaciones requieren la docilidad en la caridad.  (Continua)

(Continua la pregunta: ¿Por qué el Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral?)

martes, 28 de abril de 2015

430. ¿Por qué el Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral? (Primera parte)



430. ¿Por qué el Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral? (Primera parte)     


(Compendio 430) El Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral, porque es su misión predicar la fe que hay que creer y practicar en la vida cotidiana. Esta competencia se extiende también a los preceptos específicos de la ley natural, porque su observancia es necesaria para la salvación.

Resumen

(C.I.C 2049) El Magisterio de los pastores de la Iglesia en materia moral se ejerce ordinariamente en la catequesis y la predicación tomando como base el Decálogo que enuncia los principios de la vida moral válidos para todo hombre.   

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 2032) La Iglesia, ‘columna y fundamento de la verdad’ (1 Tm 3, 15), ‘recibió de los Apóstoles […] este solemne mandato de Cristo de anunciar la verdad que nos salva’ (Lumen gentium, 17). ‘Compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en la medida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas’ (CIC canon 747, 2). (C.I.C 2033) El magisterio de los pastores de la Iglesia en materia moral se ejerce ordinariamente en la catequesis y en la predicación, con la ayuda de las obras de los teólogos y de los autores espirituales. Así se ha transmitido de generación en generación, bajo la dirección y vigilancia de los pastores, el ‘depósito’ de la moral cristiana, compuesto de un conjunto característico de normas, de mandamientos y de virtudes que proceden de la fe en Cristo y están vivificados por la caridad. Esta catequesis ha tomado tradicionalmente como base, junto al Credo y el Padre Nuestro, el Decálogo que enuncia los principios de la vida moral válidos para todos los hombres.   

Para la reflexión

(C.I.C 2034) El Romano Pontífice y los obispos como ‘maestros auténticos por estar dotados de la autoridad de Cristo [...] predican al pueblo que tienen confiado la fe que hay que creer y que hay que llevar a la práctica’ (Lumen gentium, 25). El magisterio ordinario y universal del Papa y de los obispos en comunión con él enseña a los fieles la verdad que han de creer, la caridad que han de practicar, la bienaventuranza que han de esperar. (Continua

(Continua la pregunta: ¿Por qué el Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral?)

lunes, 27 de abril de 2015

429. ¿Cómo nutre la Iglesia la vida moral del cristiano?



429. ¿Cómo nutre la Iglesia la vida moral del cristiano?   


(Compendio 429) La Iglesia es la comunidad donde el cristiano acoge la Palabra de Dios y las enseñanzas de la «Ley de Cristo» (Ga 6, 2); recibe la gracia de los sacramentos; se une a la ofrenda eucarística de Cristo, transformando así su vida moral en un culto espiritual; aprende del ejemplo de santidad de la Virgen María y de los santos.

Resumen

(C.I.C 2047) La vida moral es un culto espiritual. El obrar cristiano se alimenta en la liturgia y la celebración de los sacramentos.   

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 2030) El cristiano realiza su vocación en la Iglesia, en comunión con todos los bautizados. De la Iglesia recibe la Palabra de Dios, que contiene las enseñanzas de la ‘ley de Cristo’ (Ga 6, 2). De la Iglesia recibe la gracia de los sacramentos que le sostienen en el camino. De la Iglesia aprende el ejemplo de la santidad; reconoce en la Bienaventurada Virgen María la figura y la fuente de esa santidad; la discierne en el testimonio auténtico de los que la viven; la descubre en la tradición espiritual y en la larga historia de los santos que le han precedido y que la liturgia celebra a lo largo del santoral.    

Para la reflexión

(C.I.C 2031) La vida moral es un culto espiritual. Ofrecemos nuestros cuerpos ‘como una hostia viva, santa, agradable a Dios’ (Rm 12, 1) en el seno del Cuerpo de Cristo que formamos y en comunión con la ofrenda de su Eucaristía. En la liturgia y en la celebración de los sacramentos, plegaria y enseñanza se conjugan con la gracia de Cristo para iluminar y alimentar el obrar cristiano. La vida moral, como el conjunto de la vida cristiana, tiene su fuente y su cumbre en el Sacrificio Eucarístico.     

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domingo, 26 de abril de 2015

428. ¿Estamos todos llamados a la santidad cristiana? (Segunda parte - continuación)



428. ¿Estamos todos llamados a la santidad cristiana?  (Segunda parte - continuación) 


(Compendio 428 - repetición) Todos los fieles estamos llamados a la santidad cristiana. Ésta es plenitud de la vida cristiana y perfección de la caridad, y se realiza en la unión íntima con Cristo y, en Él, con la Santísima Trinidad. El camino de santificación del cristiano, que pasa por la cruz, tendrá su cumplimiento en la resurrección final de los justos, cuando Dios sea todo en todos.

Resumen

(C.I.C 2028) ‘Todos los fieles [...] son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad’ (Lumen gentium, 40). ‘La perfección cristiana sólo tiene un límite: el de no tener límite’ (San Gregorio de Nisa, De vita Moysis, 1, 5:PG 44, 300). (C.I.C 2029) ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame’ (Mt 16, 24).      

Profundizar y modos de explicaciones

(C.I.C 2014) El progreso espiritual tiende a la unión cada vez más íntima con Cristo. Esta unión se llama ‘mística’, porque participa del misterio de Cristo mediante los sacramentos -‘los santos misterios’- y, en Él, del misterio de la Santísima Trinidad. Dios nos llama a todos a esta unión íntima con Él, aunque las gracias especiales o los signos extraordinarios de esta vida mística sean concedidos solamente a algunos para manifestar así el don gratuito hecho a todos. (C.I.C 2015) El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual (Cf. 2Tm 4). El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las bienaventuranzas: “El que asciende no termina nunca de subi, y va paso a paso: no se alcanza nunca el final de lo que es sempre susceptible de perfección. El deseo de quien asciende no se detiene nunca en lo que ya le es conocido” (San Gregorio de Nisa, In Canticum homilia 8: PG 44, 941).    

Para la reflexión

(C.I.C 2016) Los hijos de la Santa Madre Iglesia esperan justamente la gracia de la perseverancia final y de la recompensa de Dios, su Padre, por las obras buenas realizadas con su gracia en comunión con Jesús (Cf. Concilio de Trento: DS 1576). Siguiendo la misma norma de vida, los creyentes comparten la ‘bienaventurada esperanza’ de aquellos a los que la misericordia divina congrega en la ‘Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, […] que baja del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo’ (Ap 21, 2)[Fin]     

(Siguiente pregunta: ¿Cómo nutre la Iglesia la vida moral del cristiano?)