martes, 8 de mayo de 2012

Gn 6,8… 22 Noé fue agradable a los ojos del Señor


(Gn 6,8… 22) Noé fue agradable a los ojos del Señor

8 Pero Noé fue agradable a los ojos del Señor … 22 Así lo hizo Noé, cumpliendo exactamente todo lo que Dios le había mandado.

(C.I.C 407) La doctrina sobre el pecado original -vinculada a la de la Redención de Cristo- proporciona una mirada de discernimiento lúcido sobre la situación del hombre y de su obrar en el mundo. Por el pecado de los primeros padres, el diablo adquirió un cierto dominio sobre el hombre, aunque éste permanezca libre. El pecado original entraña "la servidumbre bajo el poder del que en adelante poseía el imperio de la muerte, es decir, del diablo" (Concilio de Trento: DS 1511; cf. Hb 2,14). Ignorar que el hombre posee una naturaleza herida, inclinada al mal, da lugar a graves errores en el dominio de la educación, de la política, de la acción social (cf. Centesimus annus, 25) y de las costumbres. (C.I.C 408) Las consecuencias del pecado original y de todos los pecados personales de los hombres confieren al mundo en su conjunto una condición pecadora, que puede ser designada con la expresión de san Juan: "el pecado del mundo" (Jn 1,29). Mediante esta expresión se significa también la influencia negativa que ejercen sobre las personas las situaciones comunitarias y las estructuras sociales que son fruto de los pecados de los hombres (cf. Reconciliatio et paenitentia, 16). (C.I.C 409) Esta situación dramática del mundo que "todo entero yace en poder del maligno" (1Jn 5,19; cf. 1P 5,8), hace de la vida del hombre un combate: “A través de toda la historia del hombre se extiend e una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de lograr la unidad en sí mismo” (Gaudium et spes, 37).    

No hay comentarios: