jueves, 4 de diciembre de 2008

Jn 7, 35-36 ¿Qué quiso decir con estas palabras?

(Jn 7, 35-36) ¿Qué quiso decir con estas palabras?
[35] Los judíos comentaban entre ellos: «¿A dónde irá, para que no podamos encontrarlo? ¿Acaso irá a reunirse con los judíos dispersos entre los paganos, para enseñar a los paganos? [36] ¿Qué quiso decir con estas palabras: “Me buscarán y no me encontrarán, y allí donde yo estoy ustedes no pueden venir”?».
(C.I.C 208) Ante la presencia atrayente y misteriosa de Dios, el hombre descubre su pequeñez. Ante la zarza ardiente, Moisés se quita las sandalias y se cubre el rostro (cf. Ex 3,5-6) delante de la santidad divina. Ante la gloria del Dios tres veces santo, Isaías exclama: "¡Ay de mí, que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros!" (Is 6,5). Ante los signos divinos que Jesús realiza, Pedro exclama: "Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador" (Lc 5,8). Pero porque Dios es santo, puede perdonar al hombre que se descubre pecador delante de El: "No ejecutaré el ardor de mi cólera [...] porque soy Dios, no hombre; en medio de ti yo el Santo" (Os 11,9). El apóstol Juan dirá igualmente: "Tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo" (1Jn 3,19-20). (C.I.C 426 "En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, Unigénito del Padre […]; que ha sufrido y ha muerto por nosotros y que ahora, resucitado, vive para siempre con nosotros [...] Catequizar es [...] descubrir en la Persona de Cristo el designio eterno de Dios [...]. Se trata de procurar comprender el significado de los gestos y de las palabras de Cristo, los signos realizados por Él mismo" (Catechesi tradendae, 5). El fin de la catequesis: "conducir a la comunión con Jesucristo […]; sólo Él puede conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad" (Ibid.).

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